Ajedrez y ciencia: factores que influyen en la capacidad de memorizar posiciones de ajedrez

Se realizó un experimento  con una muestra de 79 jugadores expertos. Se realizó un test para memorizar posiciones de ajedrez, un test sobre conocimiento de ajedrez, un test de inteligencia, un cuestionario para determinar la cantidad de tiempo dedicado al ajedrez y una evaluación objetiva con las bases de datos para determinar el número de partidas jugadas. Los autores concluyen que tanto un nivel alto de conocimiento conceptual como de reconocimiento de patrones familiares juegan un papel importante a la hora de memorizar posiciones de ajedrez.

Lane DMChang YA Chess knowledge predicts chess memory even after controlling for chessexperience: Evidence for the role of high-level processes. Mem Cognit 2017 doi: 10.3758/s13421-017-0768-2. [Epub ahead of print]

 

La biblioteca de Caissa ©

La biblioteca de Caissa (o la genética del ajedrez)  ©

Jaime Fernández de Bobadilla

Este relato breve de ficción es la segunda parte de «El granero de Caissa«, aunque se puede leer independientemente.

Agradecimiento a mi hermano Gabriel por su contribución con alguna de las ideas clave del relato y comentarios a las diferentes versiones. 

Me había jurado a mí mismo (y a otros) no volver allí. Después de quedarme encerrado en el templo de Caissa tuvé pesadillas durante meses. Mis pesadillas tenían que ver con prisiones, tumbas o criptas. Me levantaba sudando de madrugada y ya no lograba conciliar el sueño. En varias ocasiones tuve un sueño que reproducía, con diversas variaciones, el relato de Poe «El entierro prematuro» en el que describe, magistralmente, las emociones primarias de un sujeto que ha sido (o cree que ha sido) enterrado vivo. Incluso me desperté recitando a gritos el texto final del relato «la torva legión de los terrores sepulcrales no se puede considerar como completamente imaginaria, pero los demonios, en cuya compañía Afrasiab hizo su viaje por el Oxus, tienen que dormir o nos devorarán…, hay que permitirles que duerman, o pereceremos». Considerando que esté relato lo leí en mi infancia, hace muchos años, me parece extraordinario y aterrador que esas palabras estuvieran enterradas (pero vivas) en algún lugar de mi memoria. Estos involuntarios recitales nocturnos acabaron con mi relación amorosa con Jenny Suavert, de la que estaba locamente enamorado, y meses después también con Melissa Hamilton, una rubia escocesa bastante divertida que había cubierto el vacío que dejo Jenny. Después de Melissa decidí que nunca volvería a dormir con nadie y que, si alguna vez tenía una amante, nunca permitía que el sueño me cogiera con ella por sorpresa.

Cuento todo esto porque quiero (necesito) explicar por qué hice lo que hice. No me gustaría que alguien pensara que fui temerario o estúpido (aunque tal vez lo fui) porque eso pondría en cuestión la credibilidad de mi relato. Hace dos semanas volví a soñar con el relato de Poe. En este sueño, asumí la personalidad de una mujer, Victorine Lafourcade, que fue maltratada a manos de su marido, un banquero llamado Renelle y enterrada viva tras ser dada por muerta por error. Cuando en mi sueño Victorine, es decir, yo mismo, se encontraba en la cripta, oyo una voz que decía: «No tengo nombre en las regiones donde habito, fui diosa y ahora soy un espectro pero tú debes llamarme Caissa y debes resolver el problema que dejaste pendiente». Otra vez, frases como las de «El entierro prematuro» de Poe. Me desperté solo (como siempre desde Melissa) con aquel reproche de Caissa dando vueltas en mi cabeza: «…debes resolver el problema que dejaste pendiente». Repasé mentalmente mi aventura en el templo de Caissa y pronto comprendí que se refería al final de damas de la caja de Caissa. Pasé varios días pensando en el problema hasta que resonó en mi cabeza «chaturanga» como una especie de ¡Eureka! ¡Eso es! (Esa es) Esa es la razón por la que no fui capaz de resolverlo en su momento: aquel final de damas no es un final de ajedrez, sino de chaturanga y en ese juego el movimiento de la dama no es de largo alcance, se limita a una casilla. Me obsesioné de tal manera con aquella posición que no pude pegar ojo hasta que, cinco días y cinco noches después, como Afrasiab en su viaje por el Oxus, encontré la solución: ganan las negras con independencia de quien comience la partida. Ahora, amigo lector, te será fácil comprender por qué hice lo que hice. Sí. Volví allí. Por supuesto que volví. ¿Qué hubieras hecho tú?

Volver. Hubieras vuelto al Lago Deuga. Para no tener más pesadillas aunque, a pesar de todo, las tuve. Y, desde que inicié el viaje a Jaisalmer, mis sueños ya no tenían que ver con ser enterrado en vida, sino con inundaciones claustrofóbicas. Pero no al estilo de Poe, sino bajo el agua. Quizá por mi afición al buceo o porque el templo de Caissa se encuentra oculto bajo un lago.

Recuerdo una primavera diez años atrás, justo después de obtener el título de Open Water, en que me empeñé en hacer una inmersión y no encontraba ningún club de buceo que estuviera dispuesto a hacer inmersiones después de las tormentas, con aquel agua color chocolate por el barro de las ramblas. Recuerdo que llamé por teléfono a diestro y siniestro hasta dar con un grupo suficientemente insensato, bien al norte del Cabo de Gata, ya fuera del parque, para bajar sin visibilidad alguna a 35 metros en busca de un pecio. Recuerdo esa pregunta que todos los buceadores se han hecho alguna vez ¿Qué coño hago yo aquí? Eso. ¿Qué hacía en el agua helada, sin visibilidad, con unos tíos que no conocía de nada?

Esa es la clase de pesadillas que tuve antes de partir hacia de nuevo al templo de Caissa: innundaciones y oscuridad. Estaba dominado por la incertidumbre y, sobre todo, resuelto a resolver sobre el tablero del templo de Caissa aquel problema de ajedrez, mejor dicho de chaturanga, y a seguir los pasos de Caissa que, aquellos días, eran los míos. Durante algunos ataques de sensatez me planteé en serio abandonar pero no lo hice. Me convencí a mí mismo de que el riesgo era asumible con un equipo experto. Contraté un guía local. Solicité los permisos oficiales. Y me inundé cuidadosamente bajo una montaña de papeleo para olvidar otras inundaciones. Lo hice todo «según el libro» con ese cuidado nervioso con el que suelen prepararse las aventuras más descabelladas, para estar seguros de poder culpar al azar cuando las cosas vayan mal.

***

Hoy, por fin, a orillas del Degua. He bajado a mi particular habitación del pánico donde fui enterrado vivo. El lugar de donde escapé haciendo explotar la batería de un ordenador portátil. He bajado con mi viejo amigo Frank Edward. A veces pienso que es incluso más irresponsable que yo y que, si por él hubiera sido, hubiéramos entrado hace meses sin preparación alguna. Nuestros focos de luz halógena iluminan el tablero del templo de Caissa. Muevo las piezas en el orden correcto. Primero con blancas. No ocurre nada. Coloco la posición inicial y resuelvo el problema con negras. Esta vez, un zumbido. Un resorte se activa. Gira un engranaje en alguna parte. En la pared de enfrente se abre una puerta. Corremos hacia ella. A la luz escasa de la linterna no alcanzamos a ver los límites de la sala. Poco a poco, como por arte de magia, a medida que nuestros ojos se acostumbran a la oscuridad, surgen de la nada innumerables estanterías de madera. En cada estantería, se agolpan rollos y volúmenes heterogéneos. Frente a nosotros, la biblioteca de Caissa.

En la biblioteca de Caissa no hay tabiques ni columnas. Los propios estantes sujetan el techo y forman pasillos. Están divididos en secciones de sesenta y cuatro metros de longitud. En cada sección hay libros o rollos relacionados con el ajedrez junto con volúmenes que tienen que ver otras disciplinas: desarrollo humano, catástrofes naturales, tecnología. A medida que recorremos los pasillos y nos adentramos en la biblioteca, el juego evoluciona. El chatarunga de las estanterías originales da paso a juegos cada vez más sofisticados. El pasillo central lleva al ajedrez actual y los pasillos laterales a variantes heterogéneas. Aún no hemos averiguado cual es el orden que rige la biblioteca, pero está claro que sigue un patrón cuidadosamente establecido. Las lenguas de los escritos son innumerables, algunas extintas.

En el extremo del pasillo central hemos encontrado una sala independiente. Un rótulo a la entrada reza: «como sobrevivir al mundo de las máquinas». Son cerca de mil metros cuadrados de sala y, esta vez sí, pilares y vigas de madera sujetan el techo. Hay unas pocas estanterías adosadas a las paredes. Los volúmenes y rollos están cubiertos por un barniz pagajoso. El resto de la sala lo ocupan máquinas extraordinarias: computadoras mecánicas de ajedrez.

***

Pasan las semanas. Hemos recibido una información inquietante: la petrolera Oil for All ha comenzado a instalarse en la zona. Tienen permiso para perforar. Estan obligados a hacerlo fuera de una radio de diez kilómetros de nuestras excavaciones. Pero el templo de Caissa se extiende varios kilómetros bajo el suelo del lago, así que puede ocurrir cualquier cosa. Nos hemos reunido con Oil for All en varias ocasiones. Se han comprometido a comenzar a perforar en la zona de Keroo, 20 kilómetros al este, para darnos tiempo, pero el tiempo apremia.

Y el tiempo es implacable. En pocos días los acontecimientos suceden a velocidad de vértigo sin darnos tiempo a asimilarlos. Hemos puesto en funcionamiento una de las máquinas, que calcula variantes de ajedrez con una profundidad de 3 jugadas. Hay un extraordinario tratado de estrategia que data del siglo XIV titulado “cómo ganar a la máquina”. Y, lo más importante, tenemos una teoría sobre la biblioteca de Caissa. Podría ser el material genético del juego del ajedrez. Su ADN, preparado para evolucionar y adaptarse a nuevos tiempos. Los documentos prevén diferentes escenarios (diferentes culturas, catástrofes naturales, tecnologías…) y recomiendan un especie de plan de emergencia para que el ajedrez sobreviva en cada uno de ellos como un jugador que ha calculado un árbol de variantes. Sí, nuestra teoría es que la biblioteca de Caissa es un innumerable conjunto de soluciones para que el ajedrez sobreviva pase lo que pase.

***

En el techo del templo han aparecido grietas. Luego goteras. Hasta dos dedos de agua en las zonas más declives de la sala principal. La vieja madera de las estanterías se han curvado por la humedad. Solo quedamos Edward y yo en el templo de Caissa. Ayer ordené al resto del equipo que esperase en la superficie trabajando con el material rescatado. Después de muchos tira y afloja aceptaron a regañadientes dejarnos trabajando allí, como si fuera una especie de privilegio jugarse la vida entre dos aguas.

El agua entra a borbotones por el techo vencido, como en mis peores pesadillas recientes. Hay que salir de allí enseguida. Edward y yo nos hemos mirado y, sin mediar palabra nos hemos dirigido, apresuradamente (lo cual demuestra que no estamos del todo locos), hacia la salida metiendo en nuestras bolsas aquí y allá los pergaminos y libros que flotan echados a perder. Los últimos cincuenta metros los hemos recorrido a nado.

***

Han pasado varios días. Ya más tranquilos, en la superficie, revisamos el material rescatado del templo de Caissa y lo hemos dejado al sol. Está muy deteriorado. Después de todo, el ADN del ajedrez no estaba preparado para una catástrofe de esta naturaleza. En los seres vivos, aquellas mutaciones que por azar resultan ser favorables para sobrevivir en circunstancias adversas, se perpetúan. El azar y la necesidad dominan la evolución de las especies. Jaques Monod, aquel premio Nóbel de química que no parecía químico, decía en su obra «El azar y la Necesidad»: «Sólo el azar está en el origen de toda novedad, de toda creación en la biosfera. El puro azar, el único azar, libertad absoluta pero ciega, en la raíz misma del prodigioso edificio de la evolución: esta noción central de la biología moderna no es ya hoy en día una hipótesis, entre otras posibles o al menos concebibles. Es la sola concebible, como única compatible con los hechos. Y nada permite suponer (o esperar) que nuestras posiciones sobre este punto deberán e incluso podrán ser revisadas».

Cuando escuché el golpeteo del agua en la lona de la tienda, pensé que el azar, desde luego, no estaba del lado de Caissa porque ninguno de los científicos allí presentes, habíamos contemplado la posibilidad de la lluvia cuando decidimos secar al sol el escaso material rescatado de la Biblioteca de Caissa. En nuestro descargo diré que en aquel desierto no había llovido en los últimos 19 meses. Aún así debimos haberlo previsto y, aún así, todos nos sentimos culpables cuando salimos despavoridos de las tiendas para salvar lo poco que quedaba de la Biblioteca de Caissa de aquel maldito diluvio universal que el azar había desencadenado en pleno desierto. Pero lo último que necesitaban aquellas páginas antiguas deterioradas por el agua era más agua.

Pensará el lector, como pensé yo, que nos quedamos sin nada porque el azar así lo había querido. Pero quiso la suerte (que es como los jugadores llamamos al azar) que en medio de aquel desastre arqueológico Edward encontrara una página en perfecto estado. Era la última página (número 64) de un manuscrito y estaba recubierta por un barniz pegajoso y, tal como comprobamos con asombro, impermeable. Y claro, donde estaba aquella, tenía que haber más. Y a estas alturas seguro que el lector comprenderá que tenía que volver allí y jugarme la vida por tercera vez.

***

Es imposible acostumbrarse al miedo. El agua era color chocolate, como cuando descendía por el cabo del ancla diez años atrás al norte del Cabo de Gata después de las tormentas, solo que entonces no buscaba nada en particular y, ahora, busco 63 páginas impermeables en la sala de las máquinas del templo de Caissa. Encabezo, sólo porque conozco el camino, un equipo de buceadores especialistas en espeleología submarina mucho más expertos que yo y trato de no parecer aterrorizado. Me gasté una pequeña fortuna en traerlos de Valdoara. Ibamos dejando cordajes guía, como Teseos en el laberinto equivocado, para encontrar el camino de regreso y, a intervalos botellas de aire con su regulador. Afortunadamente en la sala de máquinas hay muy pocos libros. A la luz de las linternas vamos recogiendo páginas. Solo queda una. Apenas 30 bares de presión en las botellas. La última página que encontramos es la primera, porque al ser más gruesa reposa en el fondo. La ilumino con la linterna y puedo leer el título del manuscrito: «Ajedrez Neoclásico: una nueva evolución del juego«

Volvemos a la luz del sol.

II Open de Ajedrez Neoclásico

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II OPEN DE AJEDREZ NEOCLASICO

Neoclassical Chess – Madrid, sábado 4 de junio de 2016

II OPEN DE AJEDREZ NEOCLASICO. El Ajedrez Neoclásico es una evolución del juego que permite disfrutar del ajedrez de siempre, sin tener que memorizar largas variantes de apertura. Así la partida es mucho más un duelo intelectual y deportivo y menos un examen de aperturas. La única diferencia con el ajedrez de siempre es que la partida comienza con la cuarta jugada de las blancas. Las primeras tres jugadas vienen impuestas: la posición con que comienza la partida se obtiene de forma aleatoria a través de un programa diseñado a tal efecto de entre las posiciones jugadas en la práctica magistral reciente.

SISTEMA DE JUEGO Y NORMAS PRINCIPALES
Torneo Open abierto sistema Suizo a 8 Rondas. Grupo único (Los grupos previos Masters y Grupo B se fusionan).

Velocidad de juego: 20 minutos/jugador para toda la partida, 5 seg. de incremento/jugada desde movimiento 1.

Fecha: sábado 4 de junio de 2016 en horario de mañana (10:30 a 14:00) y tarde (16:00 a 20:00).

Lugar: Hotel NH Madrid Nacional (Paseo del Prado, 48, Madrid), junto a estación RENFE y AVE de Atocha.

II OPEN DE AJEDREZ NEOCLASICO

 

CONDICIÓN ESPECIAL DEL TORNEO: AJEDREZ NEOCLÁSICO

Rondas 1 a 4:, todas las reglas son las del ajedrez, salvo que las tres primeras jugadas de las blancas y las negras vienen impuestas, por el programa Neoclassical Chess. El blanco comienza la partida en la jugada cuatro.

Rondas 5 a 8: Ajedrez Neoclásico con negras introductorio: las tres primeras jugadas de las blancas y las dos de las negras vienen impuestas. El jugador con negras comienza la partida en la jugada tres.

Ampliar información en www.ajedrezneoclasico.es o bien en inglés en www.neoclassicalchess.com

Artículo principal: http://www.ajedrezneoclasico.es/articulo, en inglés http://www.neoclassicalchess.com/paper

Descargar aplicación gratuita para móviles (Android/Apple/Windows); Neoclassical Chess: Basic

 

PREMIOS[*]  

Premios de la clasificación general Premios por tramos de ELO y de edad
1º premio: 1200 € 7º premio: 200 € 1º ELO 2001-2200:             120 €         2º: 80 €
2º premio: 900 € 8º premio: 180 € 1º ELO 1801-2000:             120 €          2º: 80 €
3º premio: 600 € 9º premio: 150 € 1º ELO ≤ 1800:                    120 €         2º: 80 €
4º premio: 450 € 10º premio: 120 € 1º Sub-18 años:                   120 €
5º premio: 300 € 11º premio: 100 € (*) 1º Sub-14 años:                   100 €
6º premio: 250 € 12º premio: 80 € (*) 1º Comunidad Madrid:       100 €
  • ELO para premios por tramos: Mayor entre: Elo FIDE Standard, Elo FIDE Rapid, FEDA
  • Se entenderá que los no presentes en el acto de clausura renuncian a su premio.
  • Premios no divisibles ni acumulables. Se da el premio mayor; en caso de igualdad, se dan en el orden mostrado.
  • Si el número de participantes superase los 89 jugadores se dotará con premios adicionales (*). Un premio adicional para el 11º clasificado si hubiera 90 ó más jugadores; un premio para el 12º si hubiera 100 ó más.
  • Los premios >300 € están sujetos a la retención legal aplicable.

 

II OPEN DE AJEDREZ NEOCLASICO

 

INSCRIPCIONES

La inscripción implica aceptar las bases. Plaza garantizada a los primeros 110 inscritos, por el tamaño del local.

1) Enviar email al árbitro principal, luisblasco@arbitrosdeajedrez.com indicando: nombre y apellidos, código FIDE, Elo FIDE standard y rapid y FEDA (si disponibles), teléfono (opcional) y fecha de nacimiento.

2) Se pagará la inscripción mediante transferencia a la cuenta ES88-0128-0027-8101-0006-9976 a nombre de: SAGAMER64 indicando en asunto: OPEN + Apellidos + Nombre.

3) El precio de inscripción en euros es:

General

Elo >=2000

General

Elo<2000

Sub-14
Antes del 2 de junio 23:00 20 15 10
Posterior o el día del torneo 25 20 15

A efectos de inscripción se tomará como Elo el mayor de los dos: FIDE rapid o FIDE estándar (si no, el FEDA) II OPEN DE AJEDREZ NEOCLASICO

 

DESEMPATES

1º. Resultado Particular (sólo para empatados en los 5 primeros puestos[†]) 2º Performance Recursiva quitando peor y mejor resultado. 3º. Bucholz quitando mejor y peor resultado.  4º. Progresivo hasta las últimas consecuencias. 5º Mayor número de partidas con negras

Horario 

09:30   Inscripción de jugadores, incluyendo los que no han abonado su inscripción.

10:00    Apertura y Presentación del Torneo

10:30 – 14:00   Primera a Cuarta Rondas

14:00 – 16:00   Tiempo libre para almuerzo

16:00 – 19:45 Quinta a Octava Rondas

20:00 – 20:15  Entrega de premios y Clausura

 

RESULTADOS EN CHESS-RESULTS

http://www.chess-results.com/tnr211445.aspx?lan=2

Información: Gabriel Fdez. de Bobadilla  gfbobadilla@outlook.es.

Arbitro Principal: Luis Blasco de la Cruz luisblasco@arbitrosdeajedrez.com. Telf. 630-024-518

 

Reglamento y otras condiciones

Emparejamiento por sistema informático. Incidencias resueltas por un Comité compuesto por el árbitro principal, un representante de la organización, y un representante de los jugadores (el de mayor rating con título de árbitro internacional o nacional) no afectado directamente por la incidencia, que decidirá sin posteriores apelaciones. Será de aplicación el reglamento de la FIDE para competiciones de Ajedrez Rápido, o en su defecto el Reglamento General de Competiciones de la FEDA, salvo por la condición especial indicada más arriba que caracteriza al ajedrez neoclásico. Teléfonos móviles: totalmente apagados, su uso a criterio del árbitro o su sonido determinará la pérdida de la partida. II OPEN DE AJEDREZ NEOCLASICO

Se establece un tiempo de tolerancia para presentarse en la partida de 20 minutos. Las incomparecencias no avisadas o justificadas supondrán la eliminación del participante. El Torneo NO será válido para evaluación FIDE. Los participantes en el torneo autorizan la publicación de sus datos personales, y de imágenes y fotografías que la organización produzca para la difusión del evento. Los menores que participen en el torneo deben ser autorizados por sus padres o tutores.

Colaboran :   Federación Española de Ajedrez, Federación Madrileña de Ajedrez, Club Ajedrez 64 Villalba

 

 

Ajedrez Neoclásico: el nuevo ajedrez de siempre

 

II OPEN DE AJEDREZ NEOCLASICO

 

II OPEN DE AJEDREZ NEOCLASICO

 

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[†] 1) Si han jugado entre sí todos los jugadores empatados a puntos, se ordenarían por su resultado sólo considerando las partidas entre ellos (primero por puntuación, luego por mayor número de victorias, y si no por Performance entre ellos); 2) si no han jugado todos entre sí pero uno de los jugadores tiene victorias contra todos los demás será el ganador y los demás se ordenarán por el siguiente criterio general de desempate. De no estar en uno de estos dos casos no se aplica este 1er criterio de desempate.

II Torneo Cerrado Ajedrez Neoclásico. Madrid 3 de junio 2016

Torneo Cerrado de Ajedrez Neoclásico 3 de Junio 2016

Torneo Cerrado de Ajedrez Neoclásico 3 de Junio 2016

Horario: 14.00-20.00 del día 3 de JUNIO.  Lugar: NH Nacional. Paseo del Prado 48.

Participan los cinco GMs: Ponomariov, Vallejo, Granda, Short, Antón que también participan en el Open del día siguiente. ELO promedio: 2674

Acceso libre a los ya inscritos en el Open del día siguiente. En otro caso se puede solicitar invitación a gfbobadilla@outlook.es. Acceso dependiente del aforo.

Comentario en directo en sala aneja a cargo del GM Amador Rodríguez Céspedes.

¿Dónde está lo divertido de un juego que se ha convertido en un examen?

El aprendizaje de las aperturas basado en la comprensión de ideas fundamentales es, generalmente, un ejercicio gratificante para el ajedrecista y proporciona un conocimiento duradero. La revisión de partidas magistrales de una apertura concreta puede ser divertida. Y aún más si la revisión es creativa y se buscan novedades.  Pero creo que todos estamos de acuerdo en que, cuando lo que toca es aprender variantes de memoria, la cosa no es nada divertida.

Un aspecto diferente de la preparación es la revisión de partidas recientes en que se juegan líneas de apertura utilizadas por el jugador (ver “My Life and Games”, de V. Kramnik ) y ni siquiera eso se considera particularmente interesante, sino más bien una necesidad técnica en los mayores niveles. No quiero decir con esto que todos los aspectos de la preparación de aperturas sean aburridos. Probablemente los aspectos creativos de la preparación son más estimulantes para los ajedrecistas. No debemos confundir la preparación puramente competitiva de aperturas con la investigación en aperturas, en la cual el tiempo se invierte con un objetivo de más peso: preparación a largo plazo o la publicación de un libro de aperturas.

La preparación de aperturas siempre ha sido importante. Hoy en día, con grandes programas y bases de datos al alcance de todos, es más importante que nunca y consume una parte fundamental de la preparación de matches y torneos. Véase por ejemplo “How to build your chess opening repertoire” (“Cómo construir tu repertorio de aperturas de ajedrez”), de S. Giddins. De forma que, si los jugadores de alto nivel quieren progresar, muchas veces no tienen más remedio que entrar por el aro y dedicar mucho tiempo y esfuerzo a preparar variantes que, en muchos casos, sólo le servirán para un contrincante concreto. Como cuando en el colegio estudiábamos la asignatura de un profesor excéntrico, seguros de que después del examen aquello que habíamos aprendido no iba a servirnos para nada. Quizá haya algunos jugadores que encuentran divertido este tipo de preparación, pero creemos que son una minoría. La cuestión es si la preparación de aperturas asistida por ordenador ha convertido la partida de ajedrez en un examen de aperturas. Y si es así ¿Dónde está lo divertido de un juego que se ha convertido en un examen?

“Neoclassical Chess: a Bright Future for the Game”, by Gabriel F. Bobadilla

Ajedrez… ¿Crisis? ¿Qué crisis?

 

Muchos jugadores de élite han mostrado abiertamente sus opiniones sobre el “status quo” /estado del arte de la fase de la apertura o la repercusión del ordenador en esta fase. Más arriba citamos a Anand, pero hay muchos otros que han expresado su punto de vista y preocupación: Ljubojevic, Grischuk, Mamedyarov, Nakamura. En algunos casos, este problema les ha llevado a sugerir que el ajedrez960 (o ajedrez Fischer-Random, que cubrimos más adelante) sería la posible solución para el futuro. De hecho, una situación menos grave que la actual, ya fue una motivación para el desarrollo del ajedrez960.

Es de destacar, en comparación con otros deportes o disciplinas, que muchos ajedrecistas de élite reconocen esta situación desfavorable para el ajedrez como deporte. El tono general es de resignación, sin embargo. Aparentemente hay poco que se pueda hacer para solucionar el problema.

Se ha mencionado que una de las áreas más prometedoras del ajedrez es el éxito que está teniendo su implantación en la educación infantil, su expansión como deporte competitivo para niños y adolescentes, y el sólido interés de los aficionados. La difusión de las competiciones para niños y adolescentes ha sido un éxito indudable de las federaciones de ajedrez nacionales e internacionales.

Algunos pueden pensar que, teniendo en cuenta que el problema que estamos describiendo afecta solo a los jugadores de ajedrez de alto nivel y a la mayor parte de los jugadores profesionales, (que en términos cuantitativos son solo una pequeña parte de la comunidad ajedrecística ) no es por tanto tan grave. Este punto de vista me parece cuestionable. El éxito del ajedrez se basa en parte en un efecto de “emulación” y admiración que el juego de élite provoca en los espectadores y aficionados. Si el juego de alto nivel pierde lustre, esto terminará afectando a toda la comunidad ajedrecística y al juego mismo. Aparte de esto, los aficionados fuertes también sufren el problema de la fase de apertura en una versión menos extrema que los jugadores de alto nivel.

Además, la preparación de la apertura con ordenador tiene un efecto en los aficionados de todos los niveles, que encuentran en ocasiones que la partida se decide a las pocas jugadas por una preparación específica de su adversario, sin que haya tenido lugar una lucha real en el tablero.

Lo anterior nos aboca al título del presente trabajo: parece implicar que el futuro del ajedrez clásico es todo menos brillante y que el ajedrez está en crisis. Puede parecer que esto ignora el éxito cuantitativo en la extensión de este deporte, el número de jugadores y eventos etc. Sin embargo, creo que la preocupación sobre el futuro del juego es lo que subyace a las preocupaciones de los ajedrecistas de élite, a las que me he referido más arriba.

 

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2 El estado actual del juego del ajedrez.

Le enorme influencia del ordenador personal y de un software de ajedrez fácilmente disponible ha producido tales cambios que muchos identifican ahora el juego del ajedrez como un «juego diferente». Por ejemplo, Vladimir Kramnik afirma: «No sé si los ordenadores están mejorando el estilo de juego, sé que lo están cambiando. El ajedrez se está convirtiendo en un juego diferente, uno podría decir que los ordenadores han cambiado el mundo del ajedrez», Todas las fases del juego se han visto afectadas, resultando en un acceso generalizado a gran cantidad de material, una gran mejora en los recursos de entrenamiento y una mejora general del nivel de juego. Mientras tanto, en el estudio del medio juego y el final, la percepción general es que su influencia ha sido positiva (incluso si algunos han expresado preocupación sobre un impacto desfavorable en los aspectos creativos del ajedrez), en la fase de la apertura, con frecuencia se ha considerado simultáneamente una bendición, o todo lo contrario, como mostraremos más adelante a partir de los comentarios y opiniones expresadas por jugadores de élite. Pocos han sido tan expresivos como Viswanathan Anand en una entrevista de 2013:

«En un sentido, los ordenadores han matado la fase de la apertura (…) De forma que, si puede hacerse algo, es reequilibrar el juego. Eso sólo puede ocurrir concentrandonos en el medio juego y el final.»

La influencia de los ordenadores personales ha exacerbado el problema que comenzó con el profundo estudio de la apertura desde los años 70. Este problema clásico, en la época del computador tiene muchas ramificaciones, entre ellas:

  1. Excesivo énfasis en la preparación de la apertura sobre otras fases del juego.
  2. Excesivo papel de la memorización «bruta» de variantes de apertura, en particular líneas preparadas con el ordenador. Sin embargo, creo que el problema nuclear de esta «enfermedad del ordendador» es que el juego real sobre el tablero, empieza cada vez más tarde en el ajedrez magistral (y en general en todos los niveles de juego), a veces después de 20 movimientos. Este es el problema real que afecta al juego y pone en tela de juicio cualquier visión complaciente de la situación real del ajedrez actual. Mi punto de vista es que la decadencia del juego real sobre el tablero (la fracción de juego que está «fuera-del-libro», pensada y «descubierta» por los jugadores durante el juego) es sin ninguna duda una evolución negativa del ajedrez. Este punto de vista se ve acentuado si tenemos en cuenta que el ajedrez, desde una perspectiva actual, es un deporte, y esta merma del juego real debida al incremento del juego preparado, disminuye la satisfacción de los jugadores y de los espectadores de eventos deportivos.

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El granero de Caissa ©

Autor: Jaime Fernández de Bobadilla.

Agradecimiento a Gabriel Fernández de Bobadilla por sus valiosos comentarios. 

Son, exactamente, las 21:50 del 29 de agosto de 2005. Acabo de despertar y no, no fue un mal sueño. Sigo encerrado en una sala a unos 40 metros de la superficie. Estoy en algún lugar del desierto de Tahar en la provincia india del Rajastan. No sé si volveré a ver la luz del sol. No sé si saldré de aquí con vida. Escribo en mi cuaderno a la luz de una linterna. Tengo en la mochila mi ordenador portátil con la batería cargada, un teléfono móvil que no me sirve para nada, una cantimplora medio llena, un viejo mechero Zippo que uso normalmente para encender fuego y una carga de gasolina para el mechero. No tengo comida. No sé cuánto tiempo durará la luz de la linterna. Miro a mi alrededor. La sala es un cuadrado de unos doce metros de lado y unos seis o siete metros de altura. Tal vez más. Las paredes son de arcilla y el suelo está cubierto de baldosas grandes de cerámica, también cuadradas. Alternan baldosas claras y oscuras. Forman un tablero de ajedrez. Sobre las baldosas hay piezas de ajedrez también de arcilla. Los peones miden unos cincuenta centímetros, El rey es casi el doble de grande. La posición que hay en el tablero un final de damas y peones. El material está equilibrado: dos peones blancos y dos negros. De la dama blanca sólo quedan pedazos (la destrocé intentando abrir la puerta). Hay una gotera en el techo que forma un pequeño charco en el centro del tablero. El agua se filtra por las rendijas entre las baldosas del suelo.

En la sala hay una única puerta de arcilla, la pesada puerta por la que entré hace apenas unas horas. Cuando pisé la casilla e1, donde el rey blanco comienza la partida, creo que se activó un resorte y al cabo de unos segundos la puerta de cerámica se cerró. Sí. Ya he intentado abrirla, sin éxito, de muchas maneras. Empujando. Haciendo palanca en la rendija entre el marco y la puerta. Saltando sobre todas las casillas del tablero. Golpeando la puerta con la dama blanca hasta hacerla pedazos. Luego me quedé dormido, de puro cansancio.

Apago la linterna para ahorrar batería. Intento tranquilizarme y pensar en la oscuridad. Está claro que, quien construyó aquello, preparó una trampa para quien profanase la sala. Quiero pensar que dejó una salida. Hay una posición en el tablero. Quizá un problema. Si encuentro la solución, se activará otro resorte. Enciendo la luz de la linterna y trato de calcular algunas variantes. Es un final de damas. Supongamos que juegan blancas. Pueden hacer tablas por jaque continuo fácilmente. Si intentan ganar, parece que pierden un peón y la partida. No sé ¿Y si juegan negras? Si juegan negras la cosa es muy parecida. No hay nada mejor que el jaque continuo. Parece una posición de tablas. No sé. Enciendo mi ordenador y compruebo que son tablas. Así no encontraré una salida.  ¿Y si es algo mecánico? Puede que saltando sobre las casillas del tablero donde están colocadas las piezas… No. Eso tampoco funciona.

Volveré al principio. Si parto de cero y consigo hacerme una idea de cómo eran las personas que construyeron aquel lugar, encontraré la forma de salir. Sí. Eso es. Tengo que volver al principio: Hasta esta noche (esta noche ya no sé qué pensar) creía que detrás de las leyendas fantásticas, siempre hay una explicación racional. Me fascina encontrar donde está el truco. Por eso he investigado muchas historias y por eso estudié Historia Antigua en Cambridge. En realidad, fui allí a aprender inglés y luego me quedé, pero esa sí es otra historia. Decía que he investigado numerosas leyendas. No siempre averiguo a ciencia cierta qué ocurrió, claro; pero me conformo con encontrar una forma de explicar cómo pudo suceder. Es importante amigo lector (si es que alguna vez hay un amigo lector para lo que ahora escribo) que entiendas que mis palabras no son las de un historiador, sino un grito de auxilio para el futuro. Una especie de mensaje en una botella. Ahora mismo daría lo que fuera por ser un náufrago en una isla desierta y no un cautivo bajo tierra.

Comencé a investigar la leyenda del origen del ajedrez en el invierno de 2002. Supongo que no fue la decisión de un momento concreto, sino más bien un proceso. Y también una casualidad, porque a principios del verano de 2005 fui a la India para dar una conferencia en la Universidad de Bengasi… Luego seguiré con eso… Decía que empecé a investigar la leyenda del origen del ajedrez. Influyó, seguro, mi afición al juego. Por si no la conoces, resumo la historia: Un antiguo sultán se aburría y pidió a un sabio que creara un juego nuevo para él. El sabio inventó un juego llamado chaturanga (el antecesor del ajedrez) y el sultán quedó tan encantado que le ofreció cualquier cosa que quidiera. El sabio pidió al sultán  un grano de trigo por la primera casilla del tablero, dos por la segunda, cuatro por la tercera así en progresión geométrica hasta la casilla 64. Cuando los matemáticos de la corte hicieron el cálculo (2 elevado a 64 menos 1) la cifra resultante era tan descomunal que ni todo el trigo del mundo sería suficiente. Hasta ahí la leyenda. Después los hechos más fáciles de comprobar. Es conocido que el chaturanga se extendió por Persia, Rusia, China y Europa. En el siglo XV tomó la forma del ajedrez actual. Y, por último, lo más difícil. Lo que se consigue tirando del hilo y de contactos. Así tuve acceso a un manuscrito recibido en el septiembre de 1996 por la revista Arqueology. La autora era una arqueóloga francesa llamada Francoise Laming, que daba por entonces clases en la Universidad de Bengasi. Revelaba que, en algún lugar del Thar, un extenso desierto (más extenso que toda Inglaterra) al noroeste de la India, había restos de una construcción de arcilla, que según sus datos, llegó a medir varios kilómetros de longitud. También aseguraba en su artículo, y esto es lo más extraordinario, que aquella construcción era un granero. No quiso desvelar donde estaba exactamente, y el manuscrito fue, lógicamente, rechazado por el editor. Al principio me pareció una historia descabellada y no le di ningún crédito. Pero, cuando en la primavera de 2005 me invitaron a dar una conferencia en Bengasi, me pareció que no perdía nada hablando con la arqueóloga. Era una mujer de unos cuarenta, segura de sí misma pero algo esquiva. Intenté convencerla de que me llevara hasta el granero pero no quiso hacerlo. Dijo que era peligroso. Intenté sonsacarle. Incluso hice burlé un poco de su gigantesco granero enterrado para provocar una respuesta. Ella simplemente zanjó la conversación con una frase que sólo luego cobraría sentido: «el granero no está exactamente enterrado».

En cualquier caso, después de hablar con ella, estaba casi seguro de que decía la verdad y no pude evitar seguir adelante (¿quién podría?). Arrastré a mi pequeño equipo de investigación _ mi amigo y colega el historiador Frank Edward, un joven arqueólogo de Minessota hambriento de fama, un becario danés que odiaba los desiertos, una ingeniera de minas fuerte y decidida y un logista astuto y divertido de origen indio_ a un interminable viaje por las aldeas del Thar. Recorrimos Jaisalmer, Manda, Ratta, Dewar, Hada, Shadan, Bada, Builli y finalmente llegamos a Shri Mohangar a orillas del lago Deuga. Después de muchas horas de trabajo y casi sin presupuesto, decidimos que lo mejor era que continuáramos la búsqueda solo Frank y yo. Si encontrabamos algo importante, los demás volverían. A mediados de agosto, en un lugar que no puedo revelar, encontramos, dentro de una especie de caverna de pared rojiza, una inscripción latina «Capsa LXIV», que quiere decir, «caja 64». Frank viajó de vuelta a Cambrige con varias  muestras. Me envió un mensaje con el resultado del análisis: aquella nave había contenido trigo hace más de dos milenios y, la inscripción latina databa de el siglo I antes de Cristo. Se supone que tenía que haber esperado a que volvieran los demás para comenzar la exploración, porque es muy peligroso hacer solo una exploración subterránea. Pero no lo hice. Estaba demasiado impaciente. Se me ocurrió la loca idea de que, quizá, el sultán de la leyenda existió y que, en efecto, intentó pagar su deuda al sabio. Que el nombre de Caissa, la dríade griega venerada como musa del ajedrez provenía, en realidad, de una asociación posterior con aquella inscripción latina «Capsa», que quiere decir caja o nave. Que, de alguna forma, el atormentado sultán había intentado compensar al sabio por no poder darle más que una pequeña parte de su recompensa, y había construido aquel granero, que era también, en cierto modo, el templo que dio su nombre a la diosa del ajedrez. Horas después de comenzar aquella imprudente exploración en solitario, acabé encerrado en una cámara de arcilla a 40 metros de la superficie.

Sí. Aquí estoy. Pensando a oscuras en el sultán, en el sabio que inventó el ajedrez, en Caissa. Buscando a oscuras una forma de salir. Enciendo la luz. Recorro las baldosas una a una. Cargo mi peso aquí y allá. Busco activar algún resorte. Nada. No hay salida. ¿Por qué alguien prepararía una trampa así? Aquello era solo un granero. ¿Quizá el sabio era un hombre retorcido y vengativo? ¿Quizá el sultán quiso vengarse de la humillación? No hay salida. Enciendo el ordenador. Juego al ajedrez con la máquina para evitar el pánico. Sufro una derrota tras otra. Todas muy parecidas. Un sorbo de agua. Pasan las horas. Ya no puedo pensar con claridad.  La batería del portátil está a menos de la mitad. No puedo más. Me levanto enloquecido. Quizá haya una salida. Empiezo a golpear la baldosa correspondiente a la casilla e1 con mi ordenador. Quiero averiguar cómo funciona el maldito resorte que me ha dejado encerrado. El ordenador está inservible, pero he conseguido romper la baldosa. Debajo, amigo lector, no hay ningún resorte. Sólo arena que ha cedido bajo mi peso. Sólo una viejísima baldosa que se ha hundido bajo mi peso y el de los siglos. Estoy encerrado por una puerta atascada. No por una diosa vengativa ni un sultán rencoroso. Y sí, ahora sé un sabio y un sultán que construyo un granero y un templo, pero no eran malvados ni preparaban trampas asesinas. Sólo he sido víctima de la temeridad y de la mala suerte. Estoy encerrado y voy a morir.

(…)

Caigo exhausto de nuevo. Duermo a ratos. Sueño con que Caissa está ofendida porque los ordenadores están acabando con el ajedrez. Quiere la revancha. En mi sueño hago una ofrenda a la Diosa Caissa y ella me deja salir. Abro los ojos sobresaltado. Sí ¡Eso es! Me quito la camisa, envuelvo el portátil con ella y la empapo con la gasolina del Zippo. Lo coloco en la ranura entre la puerta y el marco. Leí en alguna parte que las baterías de litio pueden explotar si se calientan lo suficiente  y es verdad.

(…)

A orillas del lago de Gadi Sadar, donde la Ciudad Dorada, Aislamer, fue fundada hace casi mil años siento una profunda alegría. La brisa en la cara, la tonalidad dorada de la arenisca en los muros de la fortaleza, la sensación de estar vivo. Acabo de hablar por teléfono con Edward. El equipo está en Dheli y pasado mañana llegarán a Jaisalmer. Le he mentido y le he dicho que todo va bien y que les estoy esperando.  El no ha creído ni una palabra (sabe que la paciencia no es una de mis virtudes), así que, al final, he tenido que decirle la verdad. Le he contado que he estado a punto de morir. Que me quedé encerrado en la nave 221 número del granero de Caissa. Que, para salir de allí, tuve que sacrificar mi ordenador en ofrenda a la diosa Caissa.

James Box, Jaisalmer, 31 agosto 2005

…………………….

Encontré este cuaderno, por pura casualidad, en un la trastienda de un anticuario de Shri Mohangar de dudosa reputación.  Me confesó a golpe de billetera, que formaba parte del botín que unos delincuentes de poca monta, habían robado a unos arqueólogos europeos en la estación de autobusses de Jaisalmer. Lo mío no es la arqueología, me dedico a hacer perforaciones exploratorias para una compañía petrolífera. Pero soy ajedrecista aficionado y de naturaleza curiosa, así que decidí averiguar quién era en realidad James Box. No me costó mucho trabajo descubrir que no había publicado nada desde el año 2005. Desde luego nada sobre el granero de Caissa. Si su relato es cierto, su intención era mantenerlo en secreto. Al parecer, dejó la arqueología y se dedicó a jugar al ajedrez con un seudónimo. Estoy casi seguro de que está entre los mejores del mundo y, si es quien yo creo que es, según consta en chess results y en la web de la FIDE, nunca ha perdido una partida. Esto despertó aún más mi curiosidad y busqué a Francoise Laming. Cuando le dije que iba a perforar en el lago Deuga, ella mes suplicó que no lo hiciera, me hizo prometerle que guardaría el secreto, y me envió escaneado su manuscrito inédito del año 1996 que intentó publicar en «Arqueology».

Uno de los párrafos de la discusión explica: «El granero mide exactamente 6594 metros, que corresponde a 64 naves de 64 dandas cada una. Un danda es una medida india antigua que equivale a 1,61 metros. Es una fracción del joyana, la cienmilésima parte de la distancia entre la tierra y el sol según el Bhagavata-purana. Cada joyana tiene 4 krosha, cada krosha 100 paridesha, un paridesha son 2 raiju, un raiju, 5 dhanu y 1 dhandu son 2 danda, es decir, 1,61 metros» Más adelante explica que, una construcción de arcilla de ese tamaño llena de grano podría haber colapsado las capas superficiales del subsuelo y, posteriormente, al tratarse de un material muy impermeable, recoger todo el agua de lluvia de las zonas circundantes formando un lago. Francoise Laming había escrito a lápiz en uno de los bordes del manuscrito: Cuando el Lago Degua alcanza su máximo nivel de agua, mide exactamente 6594 metros de longitud.

Decidí cancelar la perforación. Mentí en mi informe y dije que era imposible que allí hubiera petróleo. Supongo que pensé que Laming tenía razón y que aquello era el templo de Caissa. Aquel informe deliberadamente equivocado me costó al final el trabajo. No importa. Sé que podré ganarme bien la vida: Aunque hasta ahora yo solo era un aficionado, acabo de ganarle tres partidas seguidas a Houdini.

Caissa es una diosa agradecida.

Escalofrío

Los aplazamientos desaparecieron de la práctica del ajedrez, en cuanto los ordenadores fueron capaces de analizar correctamente casi todas las posiciones. Pensando en eso, el otro día, me asaltó una pregunta, como un escalofrío ¿No será la posición inicial del ajedrez solo otra posición aplazada? La mayor de todas. ¿No terminaremos por jugar día tras día la misma posición aplazada en una especie de ritual, compitiendo para ver quién es el mejor estudioso y no el mejor jugador? Imagino decenas de tableros alineados en la sede de un torneo. Cada jugador ha preparado la partida en casa hasta la madrugada con la ayuda de un supercomputador que recorre todos los posibles principios del juego tras su reincio. Los oponentes se sientan ante el tablero para hacer el examen de cada ronda: decidir quién hace el mejor «playback», quién actúa mejor, como en uno de esos combates simulados de la tele, quizá pensando con seria nostalgia en una partida de verdad… ¿No seguirá así el juego el mismo destino de los aplazamientos? Si Caissa ha sido burlada por las máquinas, el juego dejará de ser divertido. Y cuando un juego deja de ser divertido, ya no es un juego y desaparece.

El ajedrez neoclásico: un futuro brillante para el juego.  Download archive PDF

Gabriel Fernández de Bobadilla

 

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EL ESTÁNDAR

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También necesitará un tablero y piezas de ajedrez reales, así como un contrincante humano físicamente presente. La aplicación proporciona la posición inicial para jugar.

“Neoclassical Chess: The Standard” es una aplicación para móviles y tabletas para jugadores de ajedrez de todos los niveles: desde el principiante que comienza a avanzar, al aficionado serio, hasta los profesionales y jugadores del más alto nivel competitivo.

Abre la puerta de un fascinante “nuevo ajedrez clásico”.

En el ajedrez Neoclásico todas las reglas son exactamente como en el ajedrez normal (clásico), excepto que el juego comienza después de tres jugadas completas (tres de las Blancas y tres de las Negras), que se obtienen de una partida tomada al azar de una gran base de datos cuidadosamente seleccionada y representativa de la práctica magistral reciente del ajedrez. Como consecuencia, las aperturas aparecen con una frecuencia proporcional a la de la práctica magistral, proveyendo un estándar mundial único para el ajedrez Neoclásico. La aplicación proporciona la posición inicial para comenzar el juego y la secuencia de jugadas que lleva a la posición, que se obtiene justo antes de comenzar a jugar sobre un tablero real.

El ajedrez Neoclásico es el dominio del juego “OTB” (del inglés “Over the Board”), o sea descubierto en partida viva y del juego más creativo.

Es también la única de las miles de variantes del ajedrez que se han inventado que respeta completamente la historia y tradiciones del juego clásico. Por eso decimos que, más que una variante, es una “evolución” del ajedrez: pero es, antes que nada, ajedrez.

Para más detalles, puede visitar la página web www.neoclassicalchess.com

Puede consultar también en la web la licencia para el uso de esta aplicación, que es esencialmente válida para cualquier uso personal, de educación o de investigación, siempre para uso en juego presencial. La licencia excluye específicamente uso o distribución comercial, o uso para juego por internet.

Sin embargo, la inmensa mayoría de usos no comerciales están también permitidos, y hay exenciones para ciertos usos comerciales, según guías que se irán publicando en la página web citadas. Si tiene dudas, por favor escríbanos a info@neoclassicalchess.com

Todos los cambios a la colección de comienzos de partida de referencia de Nc Chess (“Nc Chess Reference Collection”) serán proporcionados gratuitamente a los compradores de la aplicación hasta el año 2018 mediante descargas de actualización gratuitas.

 

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En el ajedrez Neoclásico todas las reglas son exactamente como en el ajedrez normal (clásico), excepto que el juego comienza después de tres jugadas completas (en la versión Standard recomendada), que se obtienen de una partida tomada al azar de una gran base de datos cuidadosamente seleccionada y representativa de la práctica magistral reciente del ajedrez. Como consecuencia, las aperturas aparecen con una frecuencia proporcional a la de la práctica magistral, proveyendo un estándar mundial único para el ajedrez Neoclásico. La aplicación proporciona la posición inicial para comenzar el juego y la secuencia de jugadas que lleva a la posición, que se obtiene justo antes de comenzar a jugar sobre un tablero real.

En la aplicación “The Suite” (“La Colección”), se incluyen tres variantes adicionales a la Standard.

En las dos variantes del Neoclásico con Negras, las Negras inician el juego neoclásico, compensando parcialmente la ventaja de salida de las Blancas incluida en la posición. El juego comienza después de tres jugadas y media en la variante preferida “Nc Black 3.5”, es decir en la cuarta jugada de las Negras, o después de dos jugadas y media en la variante “Nc Black 2.5”, es decir en la tercera jugada de las Negras. También se incluye el ajedrez Neoclásico de Entrenamiento, donde las Blancas comienzan el juego después de 5 jugadas completas, especialmente interesante como juego de pura diversión, no competitivo, y para principiantes avanzados, evitando que basen su conocimiento de la apertura en una preparación estrecha basada en “trucos” y trampas, promoviendo el progreso ajedrecístico del alumno tanto en el ajedrez normal como en el neoclásico.

El resto es igual que en la versión Standard.

El ajedrez Neoclásico es el dominio del juego “OTB” (del inglés “Over the Board”), o sea descubierto en partida viva y del juego más creativo. Es también la única de las miles de variantes del ajedrez que se han inventado que respeta completamente la historia y tradiciones del juego clásico. Por eso decimos que, más que una variante, es una “evolución” del ajedrez: pero es, antes que nada, ajedrez.

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Sin embargo, la inmensa mayoría de usos no comerciales están también permitidos, y hay exenciones para ciertos usos comerciales, según guías que se irán publicando en la página web citadas. Si tiene dudas, por favor escríbanos a info@neoclassicalchess.com

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