¿Dónde está lo divertido de un juego que se ha convertido en un examen?

El aprendizaje de las aperturas basado en la comprensión de ideas fundamentales es, generalmente, un ejercicio gratificante para el ajedrecista y proporciona un conocimiento duradero. La revisión de partidas magistrales de una apertura concreta puede ser divertida. Y aún más si la revisión es creativa y se buscan novedades.  Pero creo que todos estamos de acuerdo en que, cuando lo que toca es aprender variantes de memoria, la cosa no es nada divertida.

Un aspecto diferente de la preparación es la revisión de partidas recientes en que se juegan líneas de apertura utilizadas por el jugador (ver “My Life and Games”, de V. Kramnik ) y ni siquiera eso se considera particularmente interesante, sino más bien una necesidad técnica en los mayores niveles. No quiero decir con esto que todos los aspectos de la preparación de aperturas sean aburridos. Probablemente los aspectos creativos de la preparación son más estimulantes para los ajedrecistas. No debemos confundir la preparación puramente competitiva de aperturas con la investigación en aperturas, en la cual el tiempo se invierte con un objetivo de más peso: preparación a largo plazo o la publicación de un libro de aperturas.

La preparación de aperturas siempre ha sido importante. Hoy en día, con grandes programas y bases de datos al alcance de todos, es más importante que nunca y consume una parte fundamental de la preparación de matches y torneos. Véase por ejemplo “How to build your chess opening repertoire” (“Cómo construir tu repertorio de aperturas de ajedrez”), de S. Giddins. De forma que, si los jugadores de alto nivel quieren progresar, muchas veces no tienen más remedio que entrar por el aro y dedicar mucho tiempo y esfuerzo a preparar variantes que, en muchos casos, sólo le servirán para un contrincante concreto. Como cuando en el colegio estudiábamos la asignatura de un profesor excéntrico, seguros de que después del examen aquello que habíamos aprendido no iba a servirnos para nada. Quizá haya algunos jugadores que encuentran divertido este tipo de preparación, pero creemos que son una minoría. La cuestión es si la preparación de aperturas asistida por ordenador ha convertido la partida de ajedrez en un examen de aperturas. Y si es así ¿Dónde está lo divertido de un juego que se ha convertido en un examen?

“Neoclassical Chess: a Bright Future for the Game”, by Gabriel F. Bobadilla

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